Thursday, January 24, 2013

Bombón asesino


Cuando me enteré de esta pobre mujer, acusada solo por unos testigos que juraban reconocerla, lejos de su tierra, sin hablar bien la lengua local, encerrada por años, no pude más que celebrar que la Suprema Corte de Justicia la dejara libre.

 A ella, Jacinta, y también a Alberta, su compañera igualmente acusada y encerrada en las mismas abominables circunstancias en una cárcel queretana. Eso fue hace unos años. Cuando visitaba Acteal en Chiapas a fines del siglo pasado, la gente de Las Abejas me decía que los encarcelados por la matanza no eran los verdaderos asesinos, que estos andaban libres y orondos por todos los Altos de Chiapas; por ello también me alegré cuando la Suprema Corte los excarceló desestimando a todos los testigos que ni estaba en el momento y lugar de los hechos. Lo mismo cuando liberaron a los detenidos del 1 de diciembre pasado arrestados en flagrancia a kilómetros de los actos que les imputaban.

Y es que la práctica de fabricación de culpables es tan vieja en el sistema policial y judicial mexicano que hasta chistes hay. El conejo todo tehuacaneado que confiesa ser un elefante en el concurso mundial de policía para darle el triunfo a un judicial mexicano da buena fe de ello. A lo mejor el conejo era bien transa, malandro y difamador. Pero definitivamente, no era un elefante. Lo mismo ha pasado con Florence Cassez. Desde que en 2005 fue capturada ilegalmente, en una carretera, retenida y colocada en un escenario para ser exhibida y luego sentenciada consecuencia de testigos que nunca la vieron, es irrelevante si Florence Cassez es culpable de lo que se le acusó.

Las pruebas en su contra, las pruebas de peso, eran el reconocimiento de la voz, el que uno de los testigos la reconoció (después de verla en la tele) y que un vendedor de fruta la veía pasar. ¿Qué tan fiel es un testigo? No mucho. En buena medida porque tanto la vista como la memoria son amantes bastante desleales. Este dicho tampoco es el hilo negro, ya en el Antiguo Testamento se dice que en caso de acusación se requiere más de un testigo. ¿Por qué? por que la memoria es fácilmente manipulable. Los experimentos al respecto y las evidencias son amplias . Y a veces ni con hartos testigos. Para muestra el pobre Adolf Beck. Mientras Don Porfirio miraba el desfile del 16 de septiembre en 1895, al otro lado del Atlántico Adolf Beck caminaba por Londres cuando una mujer lo reconoció como quien la estafara y robara sus joyas. Beck terminó en la comisaría, fue llevado a juicio y reconocido por 22 víctimas, algunas esquilmadas nueve años atrás. “Lo reconocería entre mil”- dijo una. Siete años le dieron, los mismos que Florence Cassez estuvo en prisión. Salió un poco antes por buena conducta (Beck, no Cassez), sin un quinto, avejentado y sin honra, solo para que alguien lo reconociera de nuevo. Por fortuna alguien reconoció al verdadero estafador y Beck salió libre. El gobierno de su majestad le pagó en compensación  el equivalente a medio millón de dólares actuales. Espero que García Luna no esté en el Buró de Crédito.

La memoria falla y más para reconocer a alguien.  Hace unos años la BBC documentó varios de los experimentos diseñados para ver qué tan maleable resultaba nuestro pasado. Ante fotos antiguas (falsas, obviamente) los sujetos estudiados recordaban hasta la humedad relativa de ese día que nunca vivieron.

Y en el caso de Florence Cassez además nadie tuvo el detalle de  avisar a su país, al igual que a muchos mexicanos sentenciados en EU. ¿Por qué con ella no nos desgarramos la vestimenta en el más puro dramatismo judío?  Porque parece que es culpable; es más hasta algunos lo afirman, como Ferriz de Con y Fernanda Familiar. Aunque no lo prueban. Que porque era la novia del secuestrador ¿Desde cuándo eso es un delito? Martha Debayle  es sobrina del dictador nicaragüense Somoza. ¿Qué le hacemos? Angélica Rivera está casada con … bueno olviden este ejemplo. Que cada quien cargue sus pecados y responda a sus actos. La misma Familiar (confieso que la escuché esta mañana (ayer)) se preguntaba ¿por qué darles derechos humanos a los delincuentes? Según ella deberían dejar de tenerlos. Me pregunto si se puede perder la humanidad.

Los derechos humanos solo son para los humanos, no para las ratas. ¿De verdad ya todos somos Montiel? Y bueno, al parecer los derechos humanos tampoco eran para los tlaxcaltecas cuando estaban a punto de ser sacrificados por los aztecas. Una vez capturados se les denominaba de otra manera, se les deshumanizaba. Me recuerda cuando en el gobierno de López Obrador en el DF las inundaciones de 2 metros de tiro comenzaron a ser llamadas encharcamientos atípicos. Lo que se nombra adquiere identidad, y a lo que se le cambia de nombre… La manera en que los asesinos y secuestradores se refieren a sus víctimas es como objetos, cosas o animales, pero no como personas; no como humanos. El problema con estos excesos lingüísticos de los relativistas posmodernos es que sin importar la denominación, sus autos siguen quedando bajo el agua cada temporada de lluvias. Igual con los humanos, sean secuestradores o no, Humanum est. Los derechos de las víctimas, son los mismos de Florence Cassez. Si algo ha aportado la civilización occidental  ha sido la noción de igualdad fundamental de todos los seres humanos y con ella de la de justicia.

Fernanda Familiar se preguntaba, por qué perdonar a un delincuente  por un mal procedimiento. Porque ese acusado puede ser cualquiera. Para evitar que alguien le grite a usted, justiciero lector, ladrón y termine lapidado sin más ni más. Anular los malos procesos garantiza que nadie destruya a Fernanda Familiar, ni  a sus hijos ni a usted presunto lector, solo para aumentar el rating. Contrapesa el poder de las autoridades. Debemos construir instituciones sólidas que garanticen a todos el mejor procedimiento judicial posible sin importar de quién se trate. En ello, el talentoso Niall Ferguson, asegura que radica uno de los pilares de occidente. Por ello, la reforma de nuestro sistema judicial debe ser una prioridad. Y hacernos, como decía Chesterton en 1904, de los mejores jueces, no los más caros; porque los más costosos se irán con quien pague más y no con la ley. La ira pública e institucional, no debe enfocarse en la Corte en este caso, sino en el émulo de Pancho Villa aquel que, como en este caso, recreaba sus batallas en el desierto para solaz de las cámaras.

Pese a todo hoy ha sido un buen día para el país. La liberación de Florence Cassez es un respiro de civilización republicana en medio de la barbarie judicial que representa el narco, la incapacidad policial, el desdén y  las ganas de venganza. Tristemente para mi, pero tal vez de regocijo para algunos, también empezaron los muertos por los comités de autodefensa en Guerrero. No se preocupen, alguien dijo que el muerto era culpable.