Así es lector, lectora fan
de la ciencia, los pumas de la UNAM y los pokemones. Luego del inusitado éxito
de Beakman en la UNAM, y dada la cercanía del aniversario de la Facultad de Medicina,
fuentes anónimas e imaginarias confiaron a este bloguero las intenciones de que
Dr. House dicte una serie de conferencias médicas en el bello campus. “Es que nunca hemos tenido un portazo en el
auditorio Fournier. Al menos no desde la corretiza a Luis Echeverría” me
dijo mi anónima fuente mientras se terminaba su torta pumita con todo y bata
blanca. Y es verdad sin importar quien viniera. El
Dr. Peter Hotez director del Instituto Savin de Vacunación, en este mes del
amor que termina, dio una conferencia en la Facultad de Medicina al igual que
Edzard Ernst, profesor emérito de la Universidad de Exeter y en ambos casos ni
en el buscador de la Gaceta UNAM aparecen.
También Sidney Alman premio
Nobel de Química dio una conferencia en el Instituto de Química en octubre
pasado sin tumultos para verlo, lo mismo que meses antes Ada Yonath, también
Premio Nobel.
En noviembre pasado Richard
Levins el sensacional profesor emérito de Harvard de quien discrepo tanto como
le admiro, estuvo en la Fac de Ciencias pero el GDF no le pidió que hiciera
cápsulas para ver en las tablets que regalará con nuestros impuestos.
En esta misma semana (última
de febrero 2014) la profesora emérita de la Universidad de Birmingham, Noni
Franklin- Tong dictó una conferencia en el Instituto de Ciencias Genómicas sin
que hubiera reclamos para que se presentara en el Estadio Olímpico.
Por ello no es de extrañar
que un amigo mío burócrata de la Fac de Ingeniería pensara en hacer méritos
sindicales proponiendo traer a un referente mundial de la ingeniería civil.
Claro que la tristeza invadió su rostro cuando le dije que era imposible, aún
con el apoyo de ICA, traer a Bob el Constructor, pues se trataba de un
personaje de ficción. Que en realidad no existía.
Y no es para menos, hasta varios
periodistas que conozco me preguntaron si sabía quién podría conseguirles una
entrevista con Beakman. Les dije a todos que la noticia no era Beakman (aunque
ahora ya lo es) sino la trayectoria del Instituto de Física, que para asombro
de varios de ellos, no tiene que ver con deportes. Y antes de que usted,
lector, lectora de bata verde, me trolee de mezquino, envidioso, resentido,
déjeme le cuento que no tengo nada contra Paul Zaloom, el actor que hace de
Beakman. De hecho me cae muy bien, creo que es un buen actor y hasta donde me
han dicho, buena persona. Mi abuela Eulalia me decía que si no conozco a
alguien, no tengo por qué dudar de él (o ella). Aún más, El mundo de Beakman,
me gusta bastante, lo he recomendado y hasta lo llegué a scautear para ver si
algunas de sus actividades podrían serme útiles en mis clases. Era y es un buen
producto para niños, que muchos adultos disfrutamos, fruto del trabajo de más
de sesenta personas según el propio Zaloom. Y es que él, Paul Zaloom no era en
sí mismo un divulgador de la ciencia, al menos no más de lo que es el Dr
Chunga, a quien la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM ya
ha invitado a hacer shows de ciencia. Tal vez por eso es que algunos
investigadores han sido un tanto críticos con este evento. Que no es ciencia de
verdad, que promueve estereotipos, etc. Y bueno de elitistas, mamilas y
mezquinos no los han bajado en las redes sociales. Una chica en Facebook
(recuerde usted que a este bloguero le relaja el Face) comentaba que el día que
junten esa cantidad de gente unos científicos, que critiquen. (y de medios
agrego yo). Claro que, con ese criterio de evaluación el Buki junta más gente.
El problema no es el genial
Zolmoon, Beakman ni el Instituto de Física, que lo hizo de maravilla e
impecablemente trayéndolo. El problema, según este (desde hoy con menos
amistades) bloguero, radica en el tipo de audiencia, en los medios de
comunicación y en el lamentable estado de la divulgación científica en México.
Dr. House en las "islas de CU"
En el caso del público tal
vez el éxito de Beakman se debe a que es casi el único referente que tenemos
sobre ciencia. Los resultados en la prueba PISA, y la reciente encuesta de
CIDAC sobre competencias profesionales, dan cuenta de ello. Una de las
características más deseadas por las empresas en los solicitantes de empleo es
que sepan leer y escribir. Incluye egresados de famosas y caras universidades
privadas. En habilidades lectoras, ciencia y matemáticas tenemos el último
lugar de la OCDE. En la Encuesta Nacional sobre Percepción Pública de la Ciencia
casi el 70% cree en la homeopatía, más del 30% en los horóscopos y 34% cree en
los OVNIS.
Así pues, la gran afición de
los mexicanos por la tele es causa y consecuencia de estos resultados. En ese
contexto, no recuerdo programas de ciencia para niños de factura mexicana. Wikipedia
US tiene ochenta registros.
Si a lo anterior agrega
usted que la poca divulgación se hace por escrito con cosas como esta, “acaban
de identificar el DNAc que codifica para el receptor B2 adrenérgico. Tiene
siete regiones transmembrana y parece una estructura que va a repetirse en
otros receptores de membrana”, aparecida en una columna de ciencia de La
Crónica de Hoy, hace tiempo. Esto se debe a que comunicadores, periodistas o
literatos no se interesan por el tema y porque muchos científicos no la
consideran ciencia. Hace años se decía que quienes se han dedicado a la
divulgación son científicos que no han dado el ancho (ni ninguna otra
característica) que les permita acceder a ser SNI 3.Sí es ciencia en el sentido
laturiano, pero no es investigación científica. Eso no demerita ni a la una ni
a la otra, simplemente se trata de disciplinas distintas que algunos pueden
ejercer en conjunto, pero que por lo general requiere de especialización. El
producto Beakman es precisamente consecuencia del trabajo profesional de un
equipo muy grande, incluyendo al talentoso Zaloom.
Así qué en un país con un
solo producto relevante infantil sobre ciencia, aunado a nuestro bajo nivel de
comprensión lectora y de conocimientos sobre ciencia, no es de extrañar que tengamos
tumultos de fans a Beakman. Los programas de ciencia inspiran a los niños a
aprender ciencia, no para que se hagan científicos, sino para conocer su
práctica, desmitificarla y para que tengan más elementos para comprender
cabalmente la naturaleza. El éxito de Beakman en México demuestra que sí hay
interés sobre la ciencia entre los niños mexicanos, pero también refleja que no
se puede acceder mucho más allá de ese nivel, y que quienes deben ofrecer más opciones
no lo han hecho. Esto sin quitarle un ápice (es decir, ni la puntita) a los
méritos de Zolmoon, sus colaboradores y menos aún al equipo del Instituto de Física
de la UNAM.
Y si usted, lector, lectora
de imaginación científica desborda cree que he escrito todo esto debido a que estoy
de amargado porque no pude ir a ninguna de las presentaciones de Beakman,
porque no me invitaron a los cocteles, no lo entrevisté y hasta la versión pirata
del programa está inalcanzable en fin de quincena, tiene usted toda la razón.
Quiero una bata verde. He dicho.