Friday, February 28, 2014

¡¡Dr. House en la UNAM!!


Así es lector, lectora fan de la ciencia, los pumas de la UNAM y los pokemones. Luego del inusitado éxito de Beakman en la UNAM, y dada la cercanía del aniversario de la Facultad de Medicina, fuentes anónimas e imaginarias confiaron a este bloguero las intenciones de que Dr. House dicte una serie de conferencias médicas en el bello campus. “Es que nunca hemos tenido un portazo en el auditorio Fournier. Al menos no desde la corretiza a Luis Echeverría” me dijo mi anónima fuente mientras se terminaba su torta pumita con todo y bata blanca. Y es verdad sin importar quien viniera. El Dr. Peter Hotez director del Instituto Savin de Vacunación, en este mes del amor que termina, dio una conferencia en la Facultad de Medicina al igual que Edzard Ernst, profesor emérito de la Universidad de Exeter y en ambos casos ni en el buscador de la Gaceta UNAM aparecen.

También Sidney Alman premio Nobel de Química dio una conferencia en el Instituto de Química en octubre pasado sin tumultos para verlo, lo mismo que meses antes Ada Yonath, también Premio Nobel.

En noviembre pasado Richard Levins el sensacional profesor emérito de Harvard de quien discrepo tanto como le admiro, estuvo en la Fac de Ciencias pero el GDF no le pidió que hiciera cápsulas para ver en las tablets que regalará con nuestros impuestos.

En esta misma semana (última de febrero 2014) la profesora emérita de la Universidad de Birmingham, Noni Franklin- Tong dictó una conferencia en el Instituto de Ciencias Genómicas sin que hubiera reclamos para que se presentara en el Estadio Olímpico.

Por ello no es de extrañar que un amigo mío burócrata de la Fac de Ingeniería pensara en hacer méritos sindicales proponiendo traer a un referente mundial de la ingeniería civil. Claro que la tristeza invadió su rostro cuando le dije que era imposible, aún con el apoyo de ICA, traer a Bob el Constructor, pues se trataba de un personaje de ficción. Que en realidad no existía.

Y no es para menos, hasta varios periodistas que conozco me preguntaron si sabía quién podría conseguirles una entrevista con Beakman. Les dije a todos que la noticia no era Beakman (aunque ahora ya lo es) sino la trayectoria del Instituto de Física, que para asombro de varios de ellos, no tiene que ver con deportes. Y antes de que usted, lector, lectora de bata verde, me trolee de mezquino, envidioso, resentido, déjeme le cuento que no tengo nada contra Paul Zaloom, el actor que hace de Beakman. De hecho me cae muy bien, creo que es un buen actor y hasta donde me han dicho, buena persona. Mi abuela Eulalia me decía que si no conozco a alguien, no tengo por qué dudar de él (o ella). Aún más, El mundo de Beakman, me gusta bastante, lo he recomendado y hasta lo llegué a scautear para ver si algunas de sus actividades podrían serme útiles en mis clases. Era y es un buen producto para niños, que muchos adultos disfrutamos, fruto del trabajo de más de sesenta personas según el propio Zaloom. Y es que él, Paul Zaloom no era en sí mismo un divulgador de la ciencia, al menos no más de lo que es el Dr Chunga, a quien la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM ya ha invitado a hacer shows de ciencia. Tal vez por eso es que algunos investigadores han sido un tanto críticos con este evento. Que no es ciencia de verdad, que promueve estereotipos, etc. Y bueno de elitistas, mamilas y mezquinos no los han bajado en las redes sociales. Una chica en Facebook (recuerde usted que a este bloguero le relaja el Face) comentaba que el día que junten esa cantidad de gente unos científicos, que critiquen. (y de medios agrego yo). Claro que, con ese criterio de evaluación el Buki junta más gente.

El problema no es el genial Zolmoon, Beakman ni el Instituto de Física, que lo hizo de maravilla e impecablemente trayéndolo. El problema, según este (desde hoy con menos amistades) bloguero, radica en el tipo de audiencia, en los medios de comunicación y en el lamentable estado de la divulgación científica en México.





Dr. House en las "islas de CU"


En el caso del público tal vez el éxito de Beakman se debe a que es casi el único referente que tenemos sobre ciencia. Los resultados en la prueba PISA, y la reciente encuesta de CIDAC sobre competencias profesionales, dan cuenta de ello. Una de las características más deseadas por las empresas en los solicitantes de empleo es que sepan leer y escribir. Incluye egresados de famosas y caras universidades privadas. En habilidades lectoras, ciencia y matemáticas tenemos el último lugar de la OCDE. En la Encuesta Nacional sobre Percepción Pública de la Ciencia casi el 70% cree en la homeopatía, más del 30% en los horóscopos y 34% cree en los OVNIS.

Así pues, la gran afición de los mexicanos por la tele es causa y consecuencia de estos resultados. En ese contexto, no recuerdo programas de ciencia para niños de factura mexicana. Wikipedia US tiene ochenta registros.

Si a lo anterior agrega usted que la poca divulgación se hace por escrito con cosas como esta, “acaban de identificar el DNAc que codifica para el receptor B2 adrenérgico. Tiene siete regiones transmembrana y parece una estructura que va a repetirse en otros receptores de membrana”, aparecida en una columna de ciencia de La Crónica de Hoy, hace tiempo. Esto se debe a que comunicadores, periodistas o literatos no se interesan por el tema y porque muchos científicos no la consideran ciencia. Hace años se decía que quienes se han dedicado a la divulgación son científicos que no han dado el ancho (ni ninguna otra característica) que les permita acceder a ser SNI 3.Sí es ciencia en el sentido laturiano, pero no es investigación científica. Eso no demerita ni a la una ni a la otra, simplemente se trata de disciplinas distintas que algunos pueden ejercer en conjunto, pero que por lo general requiere de especialización. El producto Beakman es precisamente consecuencia del trabajo profesional de un equipo muy grande, incluyendo al talentoso Zaloom.

Así qué en un país con un solo producto relevante infantil sobre ciencia, aunado a nuestro bajo nivel de comprensión lectora y de conocimientos sobre ciencia, no es de extrañar que tengamos tumultos de fans a Beakman. Los programas de ciencia inspiran a los niños a aprender ciencia, no para que se hagan científicos, sino para conocer su práctica, desmitificarla y para que tengan más elementos para comprender cabalmente la naturaleza. El éxito de Beakman en México demuestra que sí hay interés sobre la ciencia entre los niños mexicanos, pero también refleja que no se puede acceder mucho más allá de ese nivel, y que quienes deben ofrecer más opciones no lo han hecho. Esto sin quitarle un ápice (es decir, ni la puntita) a los méritos de Zolmoon, sus colaboradores y menos aún al equipo del Instituto de Física de la UNAM.

Y si usted, lector, lectora de imaginación científica desborda cree que he escrito todo esto debido a que estoy de amargado porque no pude ir a ninguna de las presentaciones de Beakman, porque no me invitaron a los cocteles, no lo entrevisté y hasta la versión pirata del programa está inalcanzable en fin de quincena, tiene usted toda la razón. Quiero una bata verde. He dicho.