Obama
tiene razón. No se puede tener seguridad sin perder grados de libertad. La homogeneidad
social, que es rete segura, es también una aspiración del fascismo, sea de
izquierda o derecha o new age. Por eso los norteamericanos, al menos los
fundadores, prefirieron la libertad. Porque venían huyendo de la persecución de
la homogeneidad, a la que no le gustaba lo que pensaban ni en lo que creían.
Incluyendo la propia libertad. Eso es algo que la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, no
tiene claro cuando dice que no es nada terrible su participación en un evento
religioso declarando la entrega de su ciudad a Jesucristo. No se da cuenta que,
como se dice, se está dando un
tiro en el pié (la alcaldesa, no Jesucristo). Ni los creacionistas
norteamericanos han sido tan ingenuos. El creacionismo es una posición
religiosa de la naturaleza que niega algunos fenómenos naturales,
particularmente la evolución.
Una de las
estrategias de los creacionistas norteamericanos ha sido generar una imagen
similar a la de una teoría científica, incluyendo un leguaje parecido, la
contratación de expertos en el campo, edición de libros y revistas
especializadas e inclusive la fundación de centros de investigación y hasta
museos de historia natural donde dinosaurios conviven con Adán y Eva. Sin
embargo el creacionismo sigue siendo un punto de vista religioso sobre la
naturaleza; entonces por qué intentar que parezca algo distinto. ¿Por qué no
decir simplemente que es una perspectiva religiosa? Si los creacionistas
aceptaran que su propuesta es religiosa sería muy difícil que se admita su
enseñanza en las escuelas de un país que históricamente ha sostenido la
libertad de creencia como un derecho de todo ser humano. La primera crítica al
respecto sería, por qué enseñar esa religión en particular y no otra, por
qué no enseñar todas las perspectivas religiosas sobre la naturaleza. La idea
misma de enseñar una sola religión en las escuelas es contraria a la libertad
de creencia que los propios creacionistas invocan como uno de sus derechos. Lo
mismo le ha pasado a la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes. Sus actos tal vez no ofendan a
los budistas y judíos; tal vez tengan toda la buena y piadosa intensión del
mundo, sin embargo son una imposición al asumirse la representación de la otredad
y por lo tanto absolutamente contrarios al libre albedrío, curiosamente, uno de
los ejes del pensamiento cristiano. Son, antes que piadosos, contrarios a la
libertad de creencia. Y es, además, el germen del tipo de persecuciones que los
propios católicos mexicanos han sufrido (con Garrido Canabal, por ejemplo) y
han practicado, con protestantes, evangélicos, gays, ateos y cualquiera que no
parezca muy guadalupano.
Sus
actos, además (de la alcaldesa, no de los protestantes evangélicos gays ateos),
son contrarios a las funciones para las que fue contratada. Quizá usted, judío y
regiomontano lector, con toda razón puede estar molesto porque la alcaldesa
dedique su tiempo (aún en sábado; especialmente en sábado) a representarlo ante
Jesús, sin consultarlo (ni a usted ni a Jesús). En muchas comunidades
evangélicas y protestantes los pastores y pastoras son elegidos y contratados (y
pagados) por la propia feligresía. ¿Qué sucedería si un pastor se dedicara a
otras cosas, por decir, a promover a un partido político? Por supuesto que el
dinero no es lo importante en este caso, así que seguramente la alcaldesa
planeaba pasarle el salario que está devengando a Jesucristo, quien seguramente
con algo de güeva por la incapacidad humana para aprender, le aplicaría la misma
que en Lucas 20:25. ¿Qué parte de mi
reino no es de este mundo es la que no entiendes hija…?
Pero también, el evento al que asistió (la alcaldesa; de
Jesús hay dudas justificadas sobre su asistencia), hay que decirlo, era de
índole Pentecostal. Contrario a lo que cree el intelectualmente pauperizado
imaginario mediático e intelectual
de México, el cristianismo no católico mexicano es diverso no solo
religiosamente, sino políticamente. Los protestantes mexicanos han sido históricamente
liberales, demócratas y bastante cargados a la izquierda. El rechazo al alcohol y tabaco así
como el énfasis en el trabajo individual hicieron que los liberales del siglo
XIX los apoyaran como una manera de disminuir el poder de la Iglesia Católica
a quien consideraban desleal a México. Fundamentales en los movimientos
campesinos y obreros, pero sobre
todo en la defensa del estado laico, su relación con el gobierno mexicano ha
tenido momentos poco cordiales.
En el caso
de la educación laica fueron frecuentes los enfrentamientos durante el
porfiriato con el grupo de los positivistas quienes pugnaban por un liberalismo
que llamaban conservador y que en opinión de los educadores liberales
protestantes pugnaba por mantener los privilegios y fomentaba una sociedad
paternalista. No deja de ser curioso que en cierto momento los protestantes,
religiosos al fin y al cabo, resultaran más liberales que los propios
educadores de un estado que se consideraba surgido de la Guerra de Reforma,
como lo era el régimen de Porfirio Díaz. Pero las cosas han cambiado. Los recientes
movimientos pentecostales (incluyendo los católicos) son mucho más cercanos a
las posiciones de la derecha conservadora y religiosa. De ahí que
representantes de estos nuevos movimientos religiosos encontraran en un sector
del panismo a un aliado natural, algo impensable para bautistas, presbiterianos
y metodistas, que tenían su celebración pública más importante el natalicio
del, tan magullado en estos días,
Benito Juárez. Rosi Orozco, es un buen ejemplo.
Así
las cosas, es probable que si la señora alcaldesa Margarita Arellanes hubiera tenido estos datos
tal vez habría sido más cuidadosa en sus formas y lenguaje. Aunque no se
preocupe, hereje lector, nos
aclaró en reciente entrevista que se las entregaba (las llaves), pero solo simbólicamente,
por si alguien llegó a pensar que Jesucristo bajó de los cielos por ellas (las
llaves).
En
un asombroso acto de optimismo, este poco piadoso bloguero, espera que casos
como este no se repitan y no surja una oleada de munícipes, gobernadores y entrenadores de selecciones nacionales que deleguen sus cargos no solo a Jesús, sino a Buda, a Ganesh y Thor ante la falta de resultados. Ahora que si así se van a
poner, a mi me gustaría, por
ejemplo, que Miguel Ángel Mancera considerara entregar la Ciudad de México a Chuk
Norris. Sobre todo en estos días y a pesar de que no soy devoto de él (de
Norris, por supuesto).
Nuevos refuerzos para la Fuerza Civil de Monterrey, propuestos por Margarita Arellanes.
Nuevos refuerzos para la Fuerza Civil de Monterrey, propuestos por Margarita Arellanes.