Lo primero que imaginé cuando vi que ITS había causado heridos en el Tec fue que los condones había perdido popularidad en las fiestas estudiantiles. Pero no, no se trataba de Infecciones de Trasmisión Sexual mutantes, sino de Individualidades Tendiendo a lo Salvaje, un grupo híbrido ludita, rousoniano. A finales del siglo XVIII, en 1778 murió Jean Jacques Rousseau tras haber impulsado durante toda su vida una versión bastante atípica de la ilustración, en la que el progreso tecnológico e intelectual eran poco apreciados. Para Rousseau los avances de la civilización nos habían alejado de una especie de Edén moral e intelectual en el que de manera natural los seres humanos nos formamos. Eramos el “buen salvaje”. Según él, este estado semi angelical era gachamente echado a perder por familia, iglesia, escuela y maestras, lo cual suena más que razonable si hubiera conocido a una de mis tías o a la Maestra Gordillo. Pero como no fue el caso, sus ideas requerían de ejemplos. Así que muchos exploradores los buscaron en pueblos lejanos, míticos, remotos e idílicos como los indígenas americanos (cuya afición por sacarle el corazón a sus vecinos los hacía quedar un poco mal); o entre los taithianos quienes les hacían creer que las sexis chicas que los besuqueban lo hacía por puro amor al prójimo (mientras les desvalijaban goletas y galeones que dejaban sobre cuatro ladrillos). Del otro lado Freud es sin duda el más prominete defensor de que en realidad nacemos como unos mounstros horrendos que gracias a la educación nos refinamos y gracias a la moral nos convertimos en clientes de Freud. William Goldwin lo plasma de manera maravillosa en El señor de las moscas. En este caso me apego más a los defensores de la educación, dada mi cuidadosa observación de la forma de manejo de los microbuseros de ruta 15, del número de decapitados (y la ortografía de los narcomensajes) y de las declaraciones de la reina del surimi, Ninel Conde. Aunque a veces la educación no es suficiente; en ocasiones el conflicto entre un saber simple y uno nuevo más complejo nos asusta. El resultado es que la gente intenta amontonar ambos y de ahí salen, por ejemplo, los que piensan que la mecánica cuántica es el alma, que a todos los indigentes les falta un riñón que se fue a un trasplante o el detector holográfico a distancia de explosivos. Pero por lo general, la gente se asusta ante las nuevas tecnologías. El miedo a la ciencia y la tecnología viene desde la primera hoguera. Un año después de la muerte de Rousseau, en 1779, Ned Ludd pasó de artesano a lider de un movimiento en contra de las recientes fábricas textiles, con motín y destrucción de telares incluidos. El temor ante la revolución industrial, sus humos y rechinar de metales fue aumentando por todo Reino Unido y para 1811 y 1812 los motines en Inglaterra en contra de las máquinas (máquinas del demonio) eran constantes y más entusiastas que las tímidas asonadas para hacerse de una IPad de estos días en el norte de Londres. Amotinarse de vez en cuando y quemar media ciudad (de preferencia Londres) es parte de la idiosincracia inglesa; algo así como el London Beat histórico de la isla. Desde entonces los luditas pululan por todo occidente luchando por retrocer a las bondades de la pretecnología con una esperanza de vida de 35 años, parasitosis a granel y esclavismo. Este es el caso del estrámbótico Individualidades Tendiendo a lo Salvaje y su apoyo Movimiento Liberación Total. Con una mezcla de misantropía intelectualmente cercana a Paris Hilton, anarquismo como del bazar del Chopo y altas dosis de problemas de lecto escritura, los enunciados de este grupo en su página web pasan de la defensa de 27 conejos a los atentados terroristas a favor de “todos los seres sintientes y sufrientes (sic)“ (entre los cuales no se encuentran los maestros del Tec, del Cinvestav y de la pequeña UPVM). Así que la tecnología nos ha llevado al filo del apocalipsis (salvo el internet donde se la pasan publicando) y ellos nos llevarán a la edad de piedra (de la cuál evidentemente provienen).
Si hay una tecnología que de verdad resulta sorpendente para cualquiera es la nanotecnología. La ordenación precisa de moléculas y átomos de manera individual (uno por uno) en estruturas que no se forman de maner a espontánea es una de las vertientes intelectuales y aplicadas con más futuro. Cubiertas de un átomo de espesor para proteger medicamentos dentro del organismo, destrucción de células cancerosas (una por una), circuitos del tamaño de un núcleo celular o los microscopios basados en el efecto tunel que en unos años pueden hacer lucir a los microscopios de fuerza atómica como lupas de moda, de novedá, son ejemplos comunes del desarrollo nanotecnológico. En muchas instituciones mexicanas se trabaja en proyectos sobre nanotecnología; la UNAM ha desarrollado pinturas y recubriemtos nanotecnológicos así como telas blindadas (que me sigo preguntando por qué el gobierno no la usa). Los luditas que atacaron a los mestros del Tec luchando contra la dominación y por la libertad, representan en realidad un atentado contra la libertad de nuestro país. La libertad es la que se dañó con los atentados, la libertad de pensamiento de investigación y de discusión. La libertad intelectual. Pero también representan la urgente necesidad de reformar la educación, de regresar al rigor del pensamiento que evita que un Mozart en potencia termine balbucendo a los treinta y tantos que quiere ser como Kum Kum.
Miembros de ITS festejando la fuga de un hamster de una tienda +kota
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