De la relación entre México y Japón con
frecuencia se dicen muchas coasa. Que si la nao de China, que si el samurái que
vino a la Nueva España, que si los campos de concentración de japoneses en
méxico. Pero pocas veces se piensa en la bandera tricolor ondeando en una colina cercana a Yokohama, en Japón, durante
una tarde de 1874. Se trataba de la expedición astronómica mexicana a Japón
para observar el tránsito de Venus.
Este fenómeno ocurre cada 100 años
dos veces; cuando pasa, Venus parece recorrer el disco solar, algunas ocasiones
dos veces separadas entre sí por un par de años. Desde que se conoció en el
siglo XVII es un acontecimiento que ha causado expectación entre astrónomos y
población en general. En aquella época también se pensó que era algo tan
relevante que valía la pena enviar a un grupo de científicos al sitio en el que
se vería mejor dicho fenómeno, el cual resultó ser esa vez, Japón. Era sin duda, el evento astronómico más
esperado. El recorrido no fue fácil, de la ciudad de México salieron los expedicionarios
rumbo en uno de los nuevos ferrocarriles a Veracruz y de ahí a la capital
cubana, la Habana. Desde Cuba continuaron en barco hasta Filadelfia y de nuevo
en tren a Nueva York, donde los
rumores de una epidemia en Cuba los
mantuvieron en cuarentena por un tiempo. Finalmente cruzaron todos los
Estados Unidos hasta la bahía de San Francisco desde donde siguieron a Japón en
el Vasco da Gama, un barco de vapor. nunca he sabido porque no se fueron a
Acapulco y de hía a Japón, tal vez aprovecharon para id de shoping. Para octubre habían cruzado el Golfo de
México, la costa del Atlántico Norte y atravesado las montañas de Norteamérica,
las grandes planicies llenas de bisontes del centro de los Estados Unidos, y
los hasta hace poco territorios mexicanos con sus agrestes desiertos. Unas
semanas más de navegación a lo largo del Océano Pacífico y llegaron a la bahía
de Yokohama, el 9 de noviembre. Considerando que la observación se daría en los
primeros días del año, el arribo a tierras japonesas debería darse a más tardar
el 20 de noviembre para poder construir las instalaciones temporales Se logró no sin contratiempos. De hecho
se montaron dos campamentos, uno en la zona costera donde no requerían ningún
permiso y otro ya tierra adentro.
En todo caso lograron la aprobación del gobierno imperial quien además les
autorizó a izar la bandera mexicana y hasta los interconectó con una línea
telegráfica. El 25 de noviembre inició la construcción y la instalación de los
telescopios, uno de los cuales perteneció al Colegio Militar, pero que fuera
modificado en muchas de sus piezas para poder usarlo en la expedición. Se
contrató a un artesano chino de nombre Mow-Cheong quien construyó una base de piedra
para el montaje del telescopio, misma que se redescubrió cien años más tarde,
en 1974 por arqueólogos japoneses. Los resultados de la expedición fueron todo
un éxito y se relacionaron poder hacer Apenas un año más tarde publicaron sus resultados,
adelantándose al equipo francés considerado el de mayor prestigio. Tan bunos
resultados lograron que a México se le invitara a paratiipar en el proyecto de
cartografíar toda la bóveda celeste junto con equipos de otros países con larga
tradición astronómica. Quizá por esto también para 1878 se decretara la
creación del Observatorio Astronómico Nacional, iniciando la construcción de
sus instalaciones en Tacubaya en 1882 el mismo año en que un cometa era visible
en México. El observatorio de Tacubaya se terminó de construir en 1884 y de
inmediato iniciaron los trabajos de observación y fotografía astronómica cuyo
buen trabajo fue reconocido en un congreso internacional de astronomía en 1887.
El anterior fue en 2004 y el siguiente hasta 2017. Tal vez ya no es el gran
acontecimiento científico. En buena medida porque ya se conocen muchos de los
datos para los que se buscaba observarlo. Desde que el célebre Halley
propusiera que el tránsito de Venus podría usarse para calcular la distancia
de la Tierra al Sol por medio de triangulaciones y de extrapolaciones, al igual que las destancias entre el resto de los planetas del Sistema Solar. Sin embargo hoy
5 de junio de 2012 se verá el tránsito de Venus de nuevo, pero ahora en el
Noroeste mexicano. La penísusla de Baja California y una parte de Sonora serán
los sitios en los que se observará mejor. 150 años de ganarles a los franceses en Puebla y cien
de ganarles en Japón (sin contar el México -Francia del mundial de Sud África).
Si usted, transitorio lector, anda
por el noroeste olvídese de las balaceras por un instante y bébase algo
refrescante mientras mira (con precaución y de preferencia con sus hijos,
abuelos o afectos que le acompañen ) pasar a Venus entre usted y el Sol. Lo recordará
más durante el resto de su vida que todas las campañas políticas juntas.
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