Tuesday, July 08, 2008

Hoyos en el aura

En una época de traición y mentira universal,
decir la verdad es un acto revolucionario

Orwell


Hace muchos años, estudiando la licenciatura, trabajé un par de meses en una de las incipientes empresas de telemercadeo, en la que por teléfono y con una base de datos de origen poco claro (nótese mi desconfianza autóctona) tocome ofrecer a distantes jubilados unos imanes que curaban hasta la comezón de atrás de las orejas. Pero al fin y al cabo estudiante de ciencias y de Ciencias, terminaba explicándoles qué rayos era el magnetismo y claro está, que no tenía ningún efecto sobre su salud. Así que nunca pude vender nada y terminé despedido, con la cartera vacía, pero la conciencia tranquila.

¿Entonces cómo es posible que en un país tan desconfiado nos fiemos tanto del rejuvenex, el body shaper, el body disigner y en general de cualquier body que nos vende cualquier mugrita china de plástico? Además de la confianza, nos hace falta pensamiento crítico. Esa forma de pensar, de ser escéptico inteligentemente, que se dice se desarrolla con la ciencia. ¡Así que llame ya para encargar si critical thinking kit …!! Lo siento, me emocioné.

Pero es que sólo la falta de pensamiento crítico permite explicar que exista una persona que pueda vivir de vender cursos de astro karate que repara los hoyos en el aura! Esta novedosa disciplina basada en las enseñanzas milenarias de maestros místicos de nombres impronuciables y oscura biografía, consiste en respirar como si se tuviera hiperventilación y mover las manos, mitad mal de Parkinson, mitad borracho de Garibaldi agarrando la caja de toques.

Claro que si lo suyo no es la onda oriental, exoticona, new edge posmo, sino más bien es usté como de Guanajuato, más a la antigüita, como el chocolate abuelita, la opción es una bendición digital. Y nadie como José de Jesús Aguilar pa platicarnos en las madrugadas (con tono de tía quedada que nos lee un cuento pa dormir) que en una de sus visitas Juan Pablo II, maravillado de la calidad de una impresión digital de la imagen de la virgen de Guadalupe, preguntó cuál era la manera en que se hacía. Y pos le enseñaron parte de los equipos usados. Así que en agradecimiento el jerarca bendijo a los presentes, incluida la Mac en la que estaba el archivo con la foto de la Morenita del Tepeyac. En conclusión, nos sigue platicando el buen José, lo razonable es pensar que todas las copias del archivo y las impresiones estén benditas. ¡Alabado sea el OS X panther 2.0!! Es una lástima que no usaran una PC, porque entonces todos los virus, gusanos, troyanos y demás bichos, venditos ya, esparcirían sus parabienes celestiales por toda la internet. Así que tras esta sesuda conclusión, alegre y cual monja haciendo rompope, Don José y compañía se pusieron a imprimir miles de copias, benditas copias, a seis meses sin intereses con tarjetas participantes. Olvídese ya de esas anticuadas y demodé bendiciones analógicas de iglesia de pueblo. Si aún no tiene tarjeta, no se preocupe, que supongo que nunca borrarán el archivo, no solo por la alta demanda, sino porque sería como abortar digitalmente a millones de estampitas potenciales.

Ahora bien que si usted, querido lector, lectora, es el triste portador de algún gene defectuosón, olvídese de seguir esperando la futurista y medio nazi terapia génica, lo de hoy es la equinoterapia. Así es mi mutante amigo, todo es cuestión (como bien aprendí en reciente plática a la que asistiera) de andar media hora a la semana en un caballito para “curar más rápido enfermedades genéticas”. Por supuesto que al final alcé la mano de inmediato para preguntar a qué enfermedades genéticas se referían y más rápido con respecto a qué. Y es que durante la presentación nos mostraron a los asistentes un par de casos. Uno era de una adolescente con parálisis cerebral incapaz de moverse y mantenerse erguida. Como subirla en estas condiciones a un caballo sería poco menos que un crimen, tuvieron a bien darle terapia física varias sesiones previas. Y luego tomaron el tiempo que la pacientita podía mantenerse erguida en el caballo a lo largo de varias semanas. Y para demostrarnos el rigor científico del protocolo metieron los datos a excel y así pudimos ser testigos de cómo la barra de tiempo se elongaba poco a poco cada semana, hasta que de repente se notaba un aumento inusitado. Finalmente el efecto equs se notaba para acallar a esos médicos y neurólogos de mente estrecha y aura perforada. Pero no, resulta que en esa sesión le pusieron un arnés y un collarín ¿Qué podemos concluir? Que tras semanas de terapia física y usando un arnés una persona con parálisis cerebral puede estar erguida cada vez más tiempo. En un caballo, pero también una motocicleta o un carrusel y no por eso hay clínicas de harleyterapia ni carruselterapia…aún Y por supuesto que es más rápido, más rápido que dejar durante años a una niña encerrada en una habitación reptando por el suelo. Más rápido que una terapia física, neurológica y psicológica formal, no lo sé. Por cierto, la parálisis cerebral no es de origen genético; es más, ni siquiera es una enfermedad.

El segundo caso fue de un de un adolescente de baja autoestima, al que sus gandallas compañeritos no lo bajaban de gallina y al cual subieron a ingente percherón. Ya como centurión romano, cual Napoleón montado en Morengo, cual Benito en Arabela, le preguntaron si era posible que un cobarde dominara semejante jamelgo. Ya no supe, pero imagino que también le dieron una medalla de valiente, un diploma al espantapájaros y un corazón al hombre de hojalata.

Claro que si usted es un caso grave, no está de más el uso de terapias combinadas, por ejemplo un poco de astro karate con equinoterapia y alguna bendición digital en su móvil. Pero antes de abrir su cartera, por favor, piense críticamente qué rayos hace una persona adulta arriba de un caballo moviendo las manos como si bailara charlestón mientras alguien le manda bendiciones digitales a su blackberry.

Friday, March 21, 2008

Túnel del tiempo irracional

De verdad, de veras de veritas que por más que uno intenta acabar esta tesis y el proyecto doctoral, nomás el país este insiste en distraerlo a uno. Pero como dijo Jack el destripador.

La razón más importante por la que Tony Newman y Douglas Philips salieron del tiempo (tiempo aire por supuesto) no es por que resultara inverosímil que siempre cayeran justo antes de la guerra de Crimea, dos días antes de que estallara Kracatoa o en pleno día D y en todas las épocas se hablara mejor inglés que el de Vicente Fox. Tampoco, estoy segurísimo, se debió a que mezclaran panorámicas (leyenda de crestomatía de por medio) de alguna peli, con escenarios en los que se inspiró Odisea Burbujas y añorando a Cachirulo. Vamos, ni siquiera por usar los mismos modelos de compus que el Santo. Según yo, salieron del aire pòr que alguien empezó a notar que muchas tramas se parecían. Y cómo no, si tristemente la historia insiste en poner en aprietos el hecho de que cada instante histórico (hay instantes que no sean históricos?) sea la conjunción de millones de circunstancias irrepetibles. Y por su puesto que no son iguales unos sucesos a otros, pero vaya que se parecen. Tres ejemplitos inquietantes de últimas fechas, pa que tengan algo que hacer en Semana Santa.


I. caballito de troya texano (o chinitos en Tibet)

En plena decadencia setentera del sistema priista, cada elección era un carnaval de trampas y simulaciones que vieron nacer algunas de las peores prácticas políticas. El famoso ratón loco, la operación tamal, el carrusel. Les digo que parecía kermés, hasta en los nombres. Total que sobreviene la debacle de los ochentas y con ella el golpe mortal de la escisión cardenista y porfirista. De nuevo el pasado de los nombres. En medio de esto el pri se pone a discutir un cambio de nombre, de estructura, pa que la gente volviera a confiar en ellos. Por supuesto eso nunca iba a pasar. Hoy resulta casi divertido ver a Camacho, Ebrad, Monreal, López Obrador, Arturo Núñez y toda esa juguetona palomilla priista quejarse de compra de votos, regalo de despensas, acarreo, quema de urnas, rasurado de listas nominales, etc. en su propia elección interna. Vamos, hasta se les cayó el sistema. Pero no se confunda, querido, querida lectora, la elección no es del PRI, es del PRD. El viejo truco de Texas, (repetido en el Tibet, Cataluña, Macedonia, Tepoztlán y un largo etc.) Pero lo más jocoso del asunto es escuchar a Arce y el Inti discutir sobre que el Partido de la Revolución Democrática debe hacerse más de instituciones (sin descuidar el acarreo), más institucional, ser un partido revolucionario pero institucional. Lo lograron méndigos.


II. Santana vouyer

La mera verdad es que no recuerdo si fue en Arkansas, Wisconsin o alguno de esos estados en el que uno de esos jueces maravillosos y provincianos que creen tener jurisdicción sobre todo el planeta, en un pequeño exabrupto del pequeño Hugo Sánchez que todos llevamos dentro, decidió que dentro de los límites de su estado el valor del número π era de 3.14. Así nomás. Por suerte alguien le habrá retirado del alambique al que de seguro tenía conectada a una venoclisis antes de que declarara que dentro de los límites de su estado los triángulos solo tienen dos lados o que las mutaciones no existen. Siempre me ha llamando la atención que al menos en español y una que otra lengua más, usemos el mismo término de ley tanto para las leyes naturales (estos patrones descriptibles en algunos fenómenos) y las leyes jurídicas (convenciones entre partes, imposiciones, tradiciones etc). Las características de ambas las trataré en otra entrega, por el momento solo quiero referirme a lo absurdo que puede ser el mundo jurídico de inventar leyes con alegría desbordada, antes y ahora. Así que tenemos al inefable y pachequísimo Santana (el presidente no el guitarrista) decretando impuestos a las casas que tuvieran ventanas y chimeneas, a los sabios ancianos de conocido pueblito oaxaqueño que decretan que ninguna mujer puede ser elegida para un cargo, a la ley anti tabaco chilanga y la ley contra miradas. De esta última comento algo. Alguien, en algún momento, decidió que cuando un hombre mira a una mujer de cierta manera es un delito. ¿De qué manera? Lasciva, es decir, libidinosa, concupiscente, lujuriosa, cachonda decimos en México. Y cómo es una mirada de este tipo, pos eso si quien sabe. Depende, sí, depende de la persona que mira, de quien es mirada, de las familias de donde vienen, de la cultura en que viven. Para muchas musulmanas que le miren el antebrazo saliendo de la burka puede resultar lujurioso. Y quién va decidir cuando se trate de un delito? Y por qué cuando una mujer mira un hombre no es delito, o mejor aún, un hombre a otro hombre o una mujer a otra. No y los señores con problemas de tiroides, con esos ojotes, pobres, tiro por viaje al bote. Sin contar que yo he visto a perros bien lascivos mirando a mucha gente. Lo que no sé es si se trata de un delito que se persiga de oficio, porque la mera verdad eso de hacerlo con los ojos cerrados todo el tiempo bajo pena de ir al tambo, es algo que no me gusta nada, por más que los darks rooms estén de moda. En todo caso es una más de estas extrañas, rarísimas, leyes anti deseo y anti heterosexualidad que de nuevo un gobierno, dizque de izquierda liberal, se apunta a su currículo. Lo siguiente será la respiración obscena. Supongo que la infancia de quienes legislaron y aprobaron fue muy difícil. ¿Habrá sido más difícil que la de Santana? Ya son demasiadas elucubraciones para estos días de guardar. Tan bonito que es mirar lo bonito.


III. Afuera el aire malo, adentro al aire bueno

Como broche de oro de estos ejemplos de la intemporalidad de lo absurdo, es un franco placer poder hablar del merolico más grande del momento, arrebatándole por mérito propio el puesto al mismísimo Maussán, desde la más profunda y barata charlatanería, don Nahum Ganem y su palangana purificadora de la sangre. Así es mis hemofílicos lectores, este artefacto maravilloso los puede librar de esas cochinas toxinas que envenenan sus cuerpecitos y de unos cuantos billetes que contaminan sus cuentas bancarias. Se trata de una bonita cubeta (o cubo) de plástico que se llena con agüita hasta la mitad y de la que salen un par de tripitas de hule. Usted, intoxicado paciente, debe meter sus extremidades inferiores en el recipiente y tomar con las superiores las mangueritas. Nada más, por favor, quítese los zapatos y calcetines porque si no, no funciona. Solo se le purificarían las suelas. Ahora si, prenda un control que tiene tres foquitos de colores (baterías no incluidas) y repita. Afuera toxina mala, adentro sangre buena. Se activará un flujo de energía que no sentirá, no verá, no olerá ni se podrá medir, pero que lo hará tener la sangre más limpia del planeta.

Y si usted se siente igualito que el alcalde de Nueva York cuando don Gato le vende una hoja de papel doblada, a la que llama aparato refrigerante individual portátil sin baterías, está en lo correcto. Lo robaron, estafaron, embaucaron, timaron, es decir, le vieron la cara. Pero para aliviarle un poco la congoja y evitar que como penitencia salga corriendo en este momento a ver si alcanza a colarse en alguna procesión pa que le den de latigazos en vano intento de redención, déjeme le cuento que no ha sido el primero. En la segunda mitad del siglo XVIII Franz Antón Messmer, médico alemán, lleva a París, el París que ebulle en las ideas del iluminismo, su extraordinaria baquet. Se trataba de una cubeta de porcelana (el plástico no se había inventado) que se llenaba de agua y de la que salían unas varillas de hierro. Los pacientes e incautos que les acompañaban, tomaban una de las varillas y Messmer les ponía una cuerda encima que agarraban las segundas y tercera filas de enfermos.

La propuesta de Messmer era que un fluido magnético universal se encontraba en el agua de la baquet y se trasmitía por las varillas y la cuerda a todos los pacientitos haciendo que entraran en trance y se curaran de cualquier cosa. El agua de la baquet, no era cualquier agüita de embotelladora patito de los Alpes, no señor. Se trataba de un agua especialmente magnetizada, supongo que como el agua de Tlacote que hasta el cáncer curaba, y que por su puesto se veía, olía, pesaba, y sabía como cualquier agua. Como buena terapia alternativa los enfermos se morían, los que se creían enfermos se curaban, Messmer se hizo millonario y todos se relajaban un poco después de cada sesión. El messmerismo estuvo de super moda un tiempo hasta que preocupados por tanta jalada de cuerda messmérica, una comisión científica nombrada por Luis XVI, decide investigar. En este grupo se encontraba pura luminaria, Voltaire, Lavoisier, Franklin (curiosamente) y hasta el doctor Guillotin, aunque dicho sea de paso, nadie perdió la cabeza en la comisión. Bueno sí, Lavoisier y el propio Guillotín, pero como diez años más tarde, así que no cuenta. Los resultados fueron tan ampliamente publicitados que Messmer hundido en el desprestigio se fue a tierras germanas, bastante más periféricas de la cultura comparadas con París.

La triste moraleja de estas estafas no reside tanto en lo ridículo y pueril de sus planteamientos, sino que existan lectores, clientes, electores de lo insólito, que hacen que las ventas y sucursales de los negocios del buen Ganem y simpático Messmer prosperen, lo mismo que priistas setenteros y ochenteros que nos quieren convencer de ser de izquierda liberal, que legisladores irracionales. Lo que vemos en todos estos casos es que la pérdidad o falta del pensamiento crítico, de la inteligencia colectiva, de la razón, es más grave de lo que normalmente imaginamos. Como que ya va siendo tiempo que nuestros Lavoisieres y Francklines se pongan las pilas. Que nos pongamos las pilas todos.

Felices pascuas. Rayos, ahora que lo pienso debí escribir sobre la pascua, ni modo pal año quentra.

Friday, February 08, 2008

Ni te cases ni te embarques

Pues sí, ya se que no es la mejor manera de reiniciar las bonitas aportaciones a este su blog de confianza, pero era una de las crónicas más a la mano. Creo que la siguiente sí será sobre la travesía del verano pasado que me llevó a ignotas tierras de otro continente. Mientras ese día llega, aquí les va algo sobre él último martes trece al que, afortunadamente y apenitas, sobreviví.

Resulta que hacia finales del año pasado mi colega, amigo y tocayo (cuyo nombre omitiré para no mancillar su prestigio y solo me referiré a él como C) y yo mismo dábamos un curso en la facultad de ciencias de la unam, cuando notamos que una de nuestras clases coincidía con un auténtico martes 13. Mejor oportinidad para torturar un poco a los alumnos, imposible. Así que decidimos hacer un examen ese preciso día.

La pequeña complicidad ñoña entre C y yo para aplicar ese examen a los chavos en un martes 13 (como para conmemorar la pasada por el cuello de los templarios exactamente hace 600 años) perdió por completo la gracia para ese mismo día en la noche. Resulta que días antes C me dice que él tiene el examen que aplicamos hace un añi, así que no vale la pena hacer uno nuevo. Así que nos veríamos para fotocopiarlo solo unos minutos antes de clase, llegar con tranquilidad al salón y ponerles un poco de Mozart antes de iniciar, porque dizque que los relaja y disminuye la tensión. Así que bajo este halo de excelsitud planeativa que de seguro apuntalaría el rankin mundial de la UNAM, lo que menos esperaba era recibir una llamada de C 45 minutos antes de la clase, menos aún pa decirme que no se que contratiempo se le atravesaba y que no podría ir, pero que no me preocupara porque me mandaría el examen por internet.

Minutos más tarde y ya con las llaves en mano un nuevo ring me regresa pa escuchar en acento italo argentino que no encuentra el archivo pero que tiene una impresión. Y yo también, la impresión de que todo iba a empeorar rápidamente. Así que treinta segundos después me estaban dictando un examen que presto como el viento apuntaba en un boleto de melate que no tuvo a bien llenarme de dinero el domingo pasado. Afortunadamente la compu funcionó cual debe y un ratito más tarde tenía un bonito examen en un archivo de mi USB. Confiado en que el horóscopo de Mizhada vaticinaba una jornada luminosa para todos los sagitarios del mundo, me encaminé al cafecito internet que queda cerca de la prepa 8 donde tienen una de las mejores impresoras laser y que ayer tenía un letrero que decía “no ay inpresiones” Yo también dije Ay! Pero venturosamente tres locales más allá otro lugar de internet me recibió cual oasis. Pero en lugar de odaliscas danzantes me recibió un adolescente emo con el rostro lleno de barritos y piezas metálicas que por un instante creí que eran entradas usb. Pregunté con cara de estupefacción y asco si podía usar una máquina para imprimir a lo que contestó, que si solo imprimía se podía hacer en su máquina. Ya con el original en mano salí corriendo a la papelería más cercana donde un viejito sacaba copias a una velocidad que me hacía pènsar que tal vez resulrtaría más rápido copiar a mano todos los exámenes. Solo me detuvo recordar que luego ni yo entiendo mi letra. Un tanto inquieto terminé por decirle que quería 45 copias de un mismo ejemplar, a lo que contestó que sí, que encantado de la vida, en cuanto terminara de fotocopiar un librote de historia del arte que hacia parecer al Libro Gordo de Petete como tríptico de ICEL (yo si quiero ser alguien en la vida!) y al directorio de telmex como estampita de San Charmaín, (patrono de la higiene íntima) que le había encargado un imberbe adolescente. ¿Para qué demonios quiere un mozalbete de 12 años algo así? Al borde de la desesperación regresé al café internet resignado a sacar 45 impresiones hasta que con la misma cara de estupefacción y asco que le puse la primera vez, el encargado me mira y dice -¿y para que imprimimos si podemos fotocopiarlas? Alzo la vista y en segundo plano, más allá de los barritos y las entradas usb, colgaba un letrerito: se sacan copias.

Odio tomar taxi desde la casa hasta Ciudad Uuniversitaria pero las circunstancias y los cerrones que le dio a un microbus, me convencieron que debía abordar ese nisansito. Con este o llego o muero en el intento, pensé. Sin embargo debió ser la música de Ray Coniff que puso, pero desde ese momento nunca, nunca pasamos de los 50 por hora. 35 pesos después y varias posiciones de yoga para relajarme, llegué a ciencias donde con más flojera que otra cosa me esperaba el grupo. Por fortuna mozart no hizo falta pues algunos estaban tan relajados que por un momento pensé que varios se encontraban en coma. Tras las disculpas de rigor y una ligera acomodada de pelo, pa disimular el greñero consecuencia del stres, empezó el examen. Ya más tranquilo moría de sed pero decidí esperar a que llegara otra maestra que había quedado de pasar pa salir y respirar profundamente. Por supuesto lo único que pasaba era el tiempo. Así que esta otra colega no llegaba y no llegaría nunca, entre tanto que mi sed aumentaba. Aasí que hice lo que nunca, les mandé un mensajito a varias amigas y al ratito tenía tres cocacolotas en mi escritorio, lo cual hubiera sido perfecto para mi ego excepto porque la última me dice en voz bajita antes de salir –oye tienes una mancha enorme de pasta de dientes en la mejilla izquierda.

Ahg!!! Disimulando lo mejor que pude (no sé pa qué) y esperando no terminar con una mancha café en lugar de una blancuzca, traté de limpiarme, un poco con la lengua, un poco con coca cola. Por fin el examen acaba y puedo ir a otro examen, el de maestría de de un gran amigo. Llego y hasta el gorro de gente, lleno total. Parecía que estaba un premio nobel, así que me fui colando para tomar fotos mientras escucho que los sinodales estaban divididos entre unos que apoyaban los puntos de vista de mi cuate y los que no. Así que era muy bonito escucharlos como a Pedrito Infante en la Oveja Negra diciéndole a uno de los Soler –no se comprometa apá. Pero como lo mío era la foto, hice algunas buenas tomas y satisfecho salía hasta que la maestra que me iba a apoyar una hora antes me habla desde una de la mullidas butacas diciéndome, -oye ya no saludas, a lo que contesté, es que no te reconocí (méndiga), como no traigo lentes… ¿no traigo lentes? No traigo lentes!! ¿Y cómo tomé las fotos?

Pero las cosas por supuesto podían empeorar, de la comida y cómo terminé bañado en agua de sandía mejor no cuento nada. Ya por la noche pensaba que mi clase de aikido podría ayudar a restaurar la armonía de mi día, así que gustoso salí con tiempo suficiente. Tomo el pesero (colectivo) en eje 6 y patriotismo, avenidas de 7 carriles en esta bella ciudad de México, e increíblemente se detiene en tres esquinas distintas antes de llegar a Insurgentes, tan solo a 4 calles !! Me bajo y tomo un autobús, camión les decimos. Mi amiga Gaby que me llama y dice que si me acompaña a aikido, así que contesté que si se apuraba la veía en eje 6 y avenida Universidad. Pasa el tiempo y sin avanzar, así que vuelve a llamar y le digo que como es tan tarde (ya eran más de las 8 y la clase se supone que inicia a las 8) se suba en el camión con el número 1120 023 para ahorrar tiempo. Cuando el camión llega a la parada donde está, la veo pero no se sube!!! Entonces le empiezo a gritar como loquito, y justo antes de arrancar se trepa y le digo -¿por qué no te subías? El número que traía pintado por afuera (el camión, no Gaby) era diferente del que traía pintado adentro. Por supuesto es fácil adivinar que en uno de los movimientos descubrí, con harto dolor de por medio, que tenía un músculo al lado de omóplato, de cuya existencia no sabía. Después de clase mi amiga me dice, -¿Por qué siempre estabas tú en el suelo? La miré como el rey de España a Chavez.

La moraleja de este día es que Mizhada es un fraude, que los templarios sufrieron poco y que más vale usar el horóscopo chino. Feliz año de la rata a todo mundo.