Sunday, April 11, 2010

AEXA (fm)

Una de las noticias más relevantes de la Semana de Pascua fue la creación (aunque sólo fuese por decreto) de la Agencia Espacial Xicana (AEXA por sus siglas en burócrata) que, de acuerdo a muchos, da inicio a la era espacial en nuestro país. La verdad es que más allá de la tradición en astronomía que México ha cultivado de manera casi tan sólida como la producción de telenovelas, la investigación espacial no es nueva, lo que se dice nueva en esta tierra que ha visto nacer al chicharito Hernández. Precisamente en los Mochis, cercana a las tierras tapatías y tan dada hoy en día a la cohetería de otro tipo, durante las celebraciones del cincuentenario de la ciudad en 1963 se lanzó un cohete desde un repleto estadio de béisbol, la gran pasión deportiva del Pacífico. La novedad fue que no se trataba de pirotecnia estilo Tultepec, sino de un artefacto diseñado por un grupo de físicos y estudiantes de física de la Universidad de San Luis Potosí, entre ellos Candelario Pérez y Juan Cárdenas. Este grupo llevaba varios años diseñando cohetes de combustible sólido que lanzaban desde un paraje, que dada la cantidad de tunas y nopales potosinos se le conoció como Cabo Tuna. El primer gran éxito de los potosinos fue el lanzamiento de un cohete el mismo año en que los soviéticos pusieron en órbita el Sputnik, el 28 de diciembre de 1957. Bajo la dirección de Gustavo del Castillo y con un más o menos un año de trabajo se logró lanzar un proyectil de 1.70 metros de alto y 8 kg de peso que llegó hasta un altura de 2, 500 metros. El primer cohete científico mexicano había dado inicio a la era espacial mexicana. La inocentada potosina no quedó en llamarada de cohete. Los diseños mejoraron y el programa continuó hasta 1972, cuando fue cancelado de forma definitiva. Sin embargo no ha sido la única experiencia espacial mexicana. Y no me refiero al paseo orbital de Neri Vela, sin duda valioso, pero dependiente casi por completo de la NASA. En 1958 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes lanzó un cohete de combustible líquido desde Guanajuato. Entre tanto el proyecto potosino seguía con piezas de dos etapas y el diseño de artefactos de tres. Ya en los ochentas la puesta en órbita de satélites mexicanos, aunque fuesen de manufactura extranjera, permitió el desarrollo de capacidades de control espacial, y convirtió a Iztapalapa en centro espacial. Lo cual es la razón más lógica para que Juanito y Clara Brugada aterrizaran ahí. Ya más después la UNAM desarrolló como siempre, un proyecto de más de tres etapas, como cinco facultades, dos direcciones generales, ocho carreras, seis institutos, dos sindicatos y noventa secretarias, llamado. Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (PUIDE por sus siglas en rebel) cuyo retoño más bonito, el UNAM-sat I explotó dentro de un cohete ruso en 1995. Eso fue lo malo. Lo bueno es que había un repuesto. Lo feo es que cancelaron el programa en 1997. De ahí para acá casi nada, salvo el rumor, sin confirmar por este bloguero, de que el UNAM sat III será lanzado en octubre de este bicentenario 2010. Este nuevo satélite universitario tiene la peculiaridad de estar diseñado para la investigación en detección temprana de terremotos. Así como suena. Si bien es un área de investigación despreciada por muchos, el fundamento teórico es suficientemente fuerte, o al menos igual de consistente que otras elucubraciones científicamente serias. Se supone que la tensión acumulada entre dos placas llega a producir iones de gases nobles en una concentración correlacionada directamente con un movimiento telúrico. Así que una detección remota de cantidades infinitesimales de estos iones podría generar alertas de terremotos con más anticipación que las actuales. Nada mal si logran que funcione.














Fuentes anónimas no confirmadas en una fila de espera para un trámite en una ventanilla de la UNAM, filtraron a este blog la imagen del prototipo de la primera nave desarrollada por la AEXA. En esta interpretación artística sobrevuela un desbordamiento del Canal de la Compañía en Chalco.




Pero la industria aeroespacial es importante para México por muchas más razones. Prácticamente le pega a todas las áreas de de desarrollo tecnológico, industrial, estratégico, económico y académico. Sé que es difícil de entender, sobre todo si usted lector o lectora es diputado o senador. Desde la perspectiva de una política de estado la ciencia y la tecnología son indispensables para el desarrollo de cuatro áreas principales, defensa, salud, alimentación y energía. En defensa el desarrollo de sistemas de misiles es más que obvio. Pero combustibles, sistemas electrónicos, percepción remota (nada que ver con madame Sasú) son igualmente importantes. En salud, el desarrollo de medicamentos en condiciones de gravedad cero, el estudio de padecimiento en condiciones de baja gravedad como ocurrió con la osteoporosis; en alimentación sólo diré que las maruchan son de tecnología espacial. Pensándolo bien ese es un argumento para prohibir no sólo la ciencia espacial, sino hasta las bengalas de navidad. El caso es que en energía, los combustibles, baterías y celdas solares son igual hijas de la investigación espacial. Hasta un asambleísta del DF lo entendería. Pero da la casualidad que la tecnología espacial abarca mucho más que lo predicho por la teoría política sobre ciencia. Desarrollo de materiales, de sistemas de comunicación, detección de incendios, de yacimientos, formación de recursos humanos altamente calificados, investigación básica en todos los campos. Y todo genera riqueza. Y todo eso, señores, se llama INDEPENDENCIA. La industria espacial es uno de los ejemplos más claros de ciencia que parece no servir de nada pero impacta en la economía, geopolítica y academia de cada país que ha incursionado en ella. Por eso la AEXA no es sólo otro mazacote de letras como el FIDEDIDE, o el CAPUFE. Es sobre todo una gran noticia de pascua que deberíamos estar celebrando todos, junto con el pase del chicharito al Arsenal, aún si usted, lector empedernido, sea americanista, creacionista, y además diputado.

Saturday, April 03, 2010

El molusco de Ciencias

Hace unos días un chico, estudiante él de la Facultad de Ciencias de la UNAM, falleció al caer de un cuarto piso. Uno de sus compañeros, al parecer sin conocerlo, le tomó una foto y la subió a Facebook, en un álbum llamado rarezas, junto a unas imágenes de unos peluches. En ese medio le increparon y él argumentó que mostrar las entrañas destrozadas de un colega nos da información, que es, además un acto de libertad, de expresión independiente, tan válido como no mostrarlas. Seguro, si somos el club forense universitario. De lo contrario es una violación a la intimidad y un acto silvestre. Una insensatez.

Tomar la foto de un cadáver y subirla a una red social no es un acto que aporte información de relevancia para la reflexión filosófica acerca de la muerte, de la vida o de la ciencia, como no lo es hacerlo para intercambiarla en celulares, venderla en CDs piratas o publicarla en primera plana de un tabloide. A menos claro, que se considere al Alarma revista filosófica, igual a Philosophy and Biology. En los primeros casos se trata de videos snuff y en el último de amarillismo. Ambos se encuentran a gran distancia no sólo de la meditación inteligente, sino del periodismo mismo. A uno y otro las hermana la diversión, ambos son medios de entretenimiento, no de conocimiento. El amarillismo surgió en los años finales del siglo XIX en NY en un momento donde las ventas de diarios quedaban repartidas tan equitativamente que se generó una competencia fervorosa y absurda entre editores, quienes hicieron lo que fuera para vender dos o tres ejemplares más que su contendiente. No había decisiones periodísticas, como no las hay en una junta para elegir los concursos de muévete y el color de las minifaldas de Maribel Guardia. Tampoco hay información, salvo en el sentido cibernético, sin adjetivos.

Antes información era esencialmente un mensaje cuyo valor dependía de las circunstancias de quienes intervenían en él. De tal manera que podía ser útil, vana, moral, técnica o absurda. A partir de los trabajos de Shannon, Weiner y del chihuahuense Rosenblueth, el concepto de información cambió. Ahora es un flujo de unidades de datos entre dos o más entidades, siendo irrelevante la interpretación, comprensión y calidad de la misma, y hasta las personas que interactúan en ella. La atención está en la transmisión y sin importar lo que se trasmita, es sólo información. Una violación, un homicidio y hasta el suicidio de un compañero. Es sólo información. Es tiempo de irle poniendo adjetivos de nuevo.

Otro argumento para defender el derecho de difundir la foto en cuestión fue afirmar que estudiantes y almejas son tan animales como el que escribe, y por lo tanto sus imágenes tan equivalentes a las de un molusco muerto. Sobre el lugar de los seres humanos en la naturaleza es imposible decir algo que no sea debatible más allá de sugerir nuestra condición de primates; pero pensar que como moluscos y primates son heterótrofos es lo mismo tomarle una foto a un ostión con salsa valentina que a un adolescente con el cráneo destrozado es no haber entendido nada durante 15 o 20 años de ir a la escuela. El mismo argumento de quien equipara a un zigoto con un señor y busca encarcelar al que aborta.



Horrible masacre de ostiones

Aunque habrá que señalar que la escuela misma es cómplice. Por definición la escuela no es un espacio ni democrático ni equitativo. Si votamos, el creacionismo se vuelve materia obligatoria, las clases de levitación suplen la mecánica newtoniana, el Reiki la inmunología y Maussán a Toño Lazcano. La incomprensión de esta premisa básica ha llevado en los últimos cuarenta años a disolver la enseñanza en un afán de evitar el autoritarismo que la regía. Lo malo es que la nueva permisidad resultó de una violencia mucho mayor, pero tan sutil que no es sencillo mirarla. El desorden se convirtió en libertad. Y así, junto con la tele y el Internet, la vacuidad escolar prolongó la infancia, es decir la rusticidad. Y no es que considere que los niños son impuros; es que pureza en este contexto no significa bondad ni inteligencia, significa vacío. Ni Sheldon Cooper compraría un disco duro para no abrirlo nunca en aras de preservar su pureza.

La formación del intelecto y el ejercicio de la libertad no son un carácter nato, biológico, menos aún taxonómico. La libertad se ejerce tras la disciplina aprendida, es hija de la constricción. En las artes plásticas, los deportes y las artes marciales primero se aprende la técnica, se limita el movimiento y el pensamiento. Dominados estos, se está en situación de ejercer la libertad, de crear. No se nace libre, se aprende a ser libre. Por eso los anarquistas (los reales, no los del Chopo) son hijos de la República, de las leyes, de la Escuela.

Y así, tan sólo en cuatro décadas, llegamos a afirmar que todo se vale y que nada importa. Como decía Camus, si no se cree en nada, si nada tiene sentido y no podemos afirmar amor alguno, todo es posible y nada tiene importancia. Se pueden atizar crematorios llenos de niños judíos, mazahuas o haitianos como puede uno dedicarse al cuidado de los leprosos. Simplemente pensamos diferente y negamos lo demás. En la época de la negación el suicidio, real o meramente simbólico es predominante, en buena medida porque significa la negación de todo. Al desaparecer nosotros desparecemos el entorno, lo hacemos partícipe y le comunicamos algo. Por lo mismo matarse en frente de todos no es una estupidez, es con frecuencia uno de los objetivos de matarse. De lo contrario los suicidas no se matarían, desaparecerían simplemente. Se irían como se van tantos a comprar cigarros y nunca vuelven. Aún más, los escasos suicidas solitarios, en privado, o desprecian al mundo y a los otros, o son de un afecto y generosidad que no los hacen partícipes de su negación.

Pero aún así se trata de una invasión a la intimidad, como lo es filmar con una cámara escondida por debajo de una falda o en la habitación de un hotel. Con la agravante que el dueño de unas entrañas expuestas no puede dar autorización para ser fotografiado, salvo que el celular con cámara de 3.2 megapixeles, integre también una ouija 3G.