Friday, October 14, 2011

Abortar por la justicia

¿Qué es lo primero que hace un hombre cualquiera en cuanto tiene un microscopio en una mano? Por supuesto se pone a ver su semen (al fin se tiene la otra libre). Y claro, eso fue lo que hizo a finales del siglo XVII el multicitado en toda escuela secundaria Anton van Leuwenhoeck. Tras arduos y numerosos intentos previos, logró tener un microscopio, pequeño, simple, pero muy eficiente con qué mirar todo lo que salía de si. No contento con andar mirando sus fluidos, también tuvo la ocurrencia de ver el semen de perro. Nunca he querido averiguar cómo consiguió la muestra y para buenaventura de todos los historiadores parece no haber registro de ello. Lo que también ha sido una duda constante en mi vida es saber lo qué estaba bebiendo cuando hacía sus observaciones. Y es que no sólo él, sino muchos de los primeros microscopistas veían en el semen humano pequeños hombres en posición fetal, más o menos como cuando uno viaja en un microbus en el asiento de arribita del neumático. Como entierro quechua pues. Aquellas visiones con el instrumento (me refiero al microscopio) fueron una pequeña revolución teórica, pues la creencia sobre lo acontecido en un embarazo con frecuencia apelaba a imaginar hombrecillos diminutos que reposaban en el vientre femenino y de repente les daba por crecer. Todas estas ideas se conocen como preformacionismo y los humanitos eran llamados homúnculos, es decir hombres pequeños. En la variante femenina, los homúnculos se encontraban en los ovarios y se desarrollaban con el influjo vital de los líquidos masculinos. Faltaba más, caray. De hecho la palabra homúnculo también hacia referencia a uno de los viejos sueños de los alquimistas medievales de poder crear hombres diminutos a partir de mezclas misteriosas y recetas secretas de 11 especias y hierbas, fuego lento y alambiques. Probablemente las hierbas además de secretas eran ilegales y el uso del alambique hace sospechar a más de uno sobre el tipo de destilados empleados. Así que generalmente terminaban jurando que lograban ponerse a platicar con su propio hombrecillo embotellado. O tal vez solo acababan hablándole a la botella luego de una larga ingesta de los ingredientes del experimento. En todo caso usar la palabra homúnculo en el contexto del preformacionismo conllevaba equiparar a las mujeres con el alambique. Las reducía a un mero matraz. Un matraz sagrado hay que decirlo, pero un matraz. Si en los ovarios de usted, fértil y reproductiva lectora, se encuentra una linda colección de homúnculos (as) lista a que su hombre les dé el soplo divino para ponerse a crecer, ¿qué hay en los ovarios de esas homúnculas suyas?

¡¡Pues sus nietos!!

Igual como usted estaba en los de su madre y ella en los de su abuela y así hasta Eva (o Lucy). En sus ovarios está toda la descendencia familiar y por lo tanto hay que consentirla y mimarla. Excepto, claro, que a usted se le ocurra abortar, porque si aborta una niña, está matando a todas las generaciones venideras y puede terminar en la Corte Penal de la Haya acusada de genocida. Siempre habrá un intelectual listo para convertirse en abajo firmante y promover su juicio. Lo bueno es que pasados unos cuantos años de las ocurrencias de Leuwenhoeck, ya con microscopios más modernos y microscopistas más sobrios (Von Baer por ejemplo), quedó completamente descartada la fantasía de que el desarrollo prenatal era únicamente el crecimiento de muñequitos de gomita, de los que se hinchan al sumergirlos en agua.

Lo que empeoró fueron las dudas sobre el momento en que esa masa informe se convertía en una persona. Con los avances tecnológicos y el paso del tiempo las dudas no se disiparon, pero dieron lugar a multitud creativas hipótesis sobre el inicio de la vida de una persona (ojo, no de la vida).

Porque la vida no es el problema. Nadie niega que el cigoto esté vivo, como lo está una célula de epitelio esofágico, una hemorroide o un tumor y, (hasta el momento) no hay grupos a favor de la dignidad de la vida de los tumores. Y eso que podrían vivir para siempre. La discusión se centra en cuándo considerar a esa masa celular una persona y parte de las dificultades en resolverlo es que el desarrollo embrionario es un proceso y por lo tanto cualquier frontera es por demás artificial y arbitraria. Desde la época de Von Baer hasta nuestro días los candidatos más fuertes para la terna de cuando usted, ontogénico lector, deja de ser una masa sin cantera y se convierte en ciudadano del mundo, damita o caballero, son:

La fertilización (que algunos llaman concepción para que, aunque maculada en este caso, tenga un tinte divino). Es el momento en que un nuevo y único genotipo se establece. Para muchos esto es lo que define lo individual y por lo tanto el ser persona. Algunos dicen que se trata de un neopreformacionismo genético. La persona es el genoma y por lo tanto sujero de derechos. Las implicaciones son terribles porque a la hora de los actos (y los actos son los que nos definen) el cigoto es igual a un niño de cinco años. Y ya sabemos lo que implica matar a un niño de cinco años (en especial para el niño). Lo que la gente olvida es que el cigoto producirá una placenta por un lado y por otro una persona, en caso de completar el desarrollo. ¿Alguien ha visto a Serrano Limón juntar las placentas para darles cristiana sepultura? Seguro hasta usa cremas de placenta. Si usted ya se angustió por la incertidumbre de si irán al cielo todos esos inocentes cigotitos y placentitas, déjeme decirle, piadoso lector, que la identidad genética de un grupo celular no lo convierte en un ser humano. El desarrollo embrionario es la única etapa teleológica de la vida, de la que ya sabemos el final. Su confusión viene de intuir (con bastante certeza) cual puede ser el final de ese proceso, en este caso un bebé. Hasta ahí la aparente certeza, pues el tierno bebé puede convertirse dentro de 40 años en una viejita estilo Carmen Salinas que venda armas, chemo y fayuca en la trastienda de una miscelánea donde lo tenga secuetrado a usted. Pero esta certeza también es falsa. La mitad de los cigotos nunca llegan a implantarse en el endometrio. Aún más, las probabilidades de que un cigoto se convierta en un votante panista son muy bajas. Algunos datos indican que hasta más del 50% de los cigotos nunca se desarrolla. De los que se implantan, algunos, en efecto, se convierten en un persona, pero otros hasta en más de una. Los gemelos idénticos o siameses (por los gemelos Chang y Eng del antiguo reino de Siam, hoy Tailandia) son dos personas con la misma identidad genética provenientes de un mismo cigoto. Por lo tanto un cigoto no es una persona por más que existan algunas probabilidades de que en el futuro pueda serlo.

La posibilidad de que un embrión se pueda convertir en más de una persona finaliza con la gastrulación, alrededor del día 14, que es cuando la identidad individual queda establecida y las posibilidades de un gemelismo desaparecen. Por lo mismo ha sido con frecuencia un momento para comenzar a considerar persona a esa cosa con sus genes que lo tiene a un paso del altar. Con base en este criterio para algunos teólogos la esencia humana (el alma) no existe antes del día 12, y por lo tanto abortar o impedir la implantación es por completo permisible en este periodo.

El inicio de la actividad cerebral a partir de un electro encefalograma reconocible como humano es otro momento clave de la humanización. Se trata de un criterio simétrico al usado para definir la muerte, el fin de todas las funciones cerebrales y la pérdida de un patrón encefalográfico humano, la llamada muerte cerebral. Si sabemos que una persona deja de serlo cuando ya no tiene actividad encefalográfica, asumimos que empieza a serlo cuando esa actividad comienza alrededor de las 27 semanas de gestación.

Finalmente el periodo perinatal, definido por la viabilidad del feto, es el más antiguo de los momentos asociados al ser una persona. La viabilidad del feto puede darse desde la maduración de los pulmones que es por ahí de la semana 25, pero la realidad es que casi todos los sistemas no funcionan adecuadamente hasta el nacimiento, el mayor momento de individualidad hasta antes de beber alcohol legalmente.

Otros criterios que se han esgrimido son el inicio del latido del corazón (lo cual además de tierno no tiene sentido), cuando son percibibles los movimientos del feto en la semana 16 y las famosas 8 semanas de gestación. Hasta aquí le hemos seguido el juego a quienes están en contra de la legalización del aborto; hemos dejado de lado a la mujer. Y esto viene a cuento porque las ocho semanas no es un momento tan arbitrario. A partir de la semana 7 la parte anterior del aún embrión adquiere un aspecto claramente humano incluidos los rasgos faciales, pues los ojos ocupan su posición final. La primera trampa es que es más fácil la identificación de uno mismo con las imágenes de embriones de siete semanas. La segunda trampa es que el cigoto parece un identidad independiente de la mujer que lo gesta. Y no, el cigoto, la mórula , el feto y el embrión no son entidades aisladas e independientes como aparecen en miles de fotos sesgadas, en las cuales hasta se les borra el cordón umbilical. En las que la mujer es invisible y el feto flota solo en el espacio, como alguna vez me comentara Scott Gilbert, el famoso embriólogo.

Daniel Moreno, director de Animal Político, comentaba hace unos días que la totalidad de las mujeres encarceladas por abortar han sido pobres. De ser cierto es una doble injusticia. Una triple injusticia porque NADIE aborta por gusto. A lo largo de mi vida he visto pasar a distintas mujeres por ese trance, amigas, colegas, familiares y a ninguna la he visto radiante. Y ninguna me parece un ente maligno. Por el contrario, todas, absolutamente todas, me parecen buenas personas. Por varias metería las manos a todos los fuegos. Mujeres malas las habrá, como cualquier humano, pero no por abortar. Se trata de gente tangible y real. Tal vez de ti, lectora. De amigas, familiares y colegas. De quien te ayuda en casa, de quien te cuida, de quien te enseña, de quien te desea, a quien enseñas, de quien reza por ti.

Lo que hicieron los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia no fue apoyar la ilegalidad de los abortos. Pero tampoco la legalidad. Solo desestimaron el caso. Un desdén jurídico que significa que no están a favor o en contra ( sino todo lo contrario) de analizarlo y que mejor lo intentan pa la otra. ¿Cuántas injusticias entre tanto? Lo que hicieron fue apoyar la injusticia.

La realidad es que no sabemos cuándo una masa celular se convierte en persona. ¿Qué hacer ante la duda? Sabemos que un cigoto no lo es, que un embrión tampoco. Pero sí sabemos, con absoluta certeza, que una mujer gestante sí es una persona.

Los cigotos no son personas, como no lo son las placentas. La persona es la mujer que tiene derecho a ser madre y derecho para no serlo. Los cigotos no son homúnculos a proteger, señores de la Corte. Los homúnculos son ustedes, los once ministros de la Corte.

5 comments:

KarlaP said...

¡Bravo! Homúnculos y homúncula, por que claro que también consideramos a la ministra, ¡cómo no!

Xo said...

Muy lindo y muy chido Guevara querido... Ojalá estás líneas pudieran trascender la red y penetrar por la toma de buenas desiciones en la corte (porque de suprema no tiene más que lo idiota). besos.

Alex said...

excelente artículo, hay que difundirlo!

Vanesa said...

Excelente articulo amigo

walter said...

Mr. Casas, my name is walter and I do not speak or write Spanish well so is it OK if I write in English (although I have family que viva en D.F. and my mother was raised in Monterrey) ... I was reading the Virology blog comment section and I read your comment about doing a write-up on conspiracy theories concerning viruses...this is an interesting topic to me and wondering if you could direct me to this book (in English) or any other RELIABLE information on this topic. The reason is I have a "mysterious" illness for over 20 years now (CFS) and it seems weird to me that most people with CFS seem to have contracted it in the late 1980's and early to mid-1990's ... and I have read some conspiratorial stuff about XMRV (man-made virus made accidentally in labs..researchers trying to cover this up so as to prevent losing research funding)..etc. my email is guaihi@yahoo.com