Tuesday, August 29, 2006

C.S.I y el extraño caso del pejelagarto, II

Segunda parte (de tres), El dragón en la casilla, el fraude en el garaje

Antiguamente cuando los insomnes ejercían como tales, las musas ocupaban el tiempo de Hipnos de tal manera que el resultado era una sinfonía, una nueva teoría o algún artefacto impensable diurnamente. Hoy en día el ziping es un factor que evita que las ciencias y las artes avancen a mayor velocidad pues los desvelados preferimos enterarnos de las ventajas del torso tonner y las nuevas cremas a base de baba de caracol durante nuestras largas vigilias igualmente basadas en baba de caracol. Sin embargo no todo es tan terrible, en una de esas búsquedas nocturnas me topé con un programa donde para variar se trataba el tema del conflicto pos electoral; en él un tal Ignacio Márvan nos dejó perplejos al hilar (es un decir) en menos de dos minutos una elaborada conjetura sobre la culpabilidad del ejército en el fraude electoral. La idea (también es un decir) era más o menos la siguiente. Se sabía que algunos miembros del ejército vestidos de civil estuvieron grabando video en algunos distritos, lo cual significaba que tenían una bitácora de toda la gente que entró en cada uno de los distritos electorales durante los conteos, lo que quería decir a su vez que el ejército sabía quién había cometido el fraude, y si hasta el momento no lo había revelado es porque seguramente era cómplice. Cinco segundos de silencio con sonido de grillitos de fondo. Tras la pausa el resto de los desconcertados participantes dirigió la discusión hacia caminos más lógicos y más soporíferos que agradecimos quienes teníamos deberes matutinos. El cuento anterior viene a caso en esta serie debido a que ejemplifica pulcramente las características argumentativas de los dichos de uno y otro lado en este lío político, si bien se debe reconocer la prolijees y creatividad superior del bando lopezobradorista. Veamos. Se sabía que algunos miembros del ejército vestidos de civil tomaban video en algunos distritos electorales. ¿Quién lo sabía? ¿Si estaban vestidos de civil cómo tener la certeza de su filiación militar? Omitiendo nuestras dudas anteriores, si el video se tomo en algunos de los distritos, ¿entonces cómo podrían tener una bitácora de TODOS los distritos? ¿Y si así fuera cómo identificaron a cada persona que entró? Ahora bien, tener una grabación de la gente que entra a un escenario público no permite saber necesariamente si alguien cometió alguna falta en ese momento. Aunque no se habló de una falta sino de un fraude, es decir de una acción simultanea orquestada a nivel nacional, de la cual no tenemos el menor indicio de su existencia. El punto es el siguiente, a partir de un supuesto (alguien vio a una persona con una video cámara, de hecho hubieron decenas de grabaciones en cada distrito) se generó en el aire una teoría de la constipación en la que el ejército participó en un engaño masivo. ¿Algún dato concreto, específico? ¿Alguna sede distrital en particular? Nop. Es innecesario, como es innecesario probar que un punto de luz en el cielo es una nave que viene de una galaxia lejana, donde un planeta habitado por una especie agonizante trata de salvarse viniendo a la Tierra para secuestrar humanos y hacer obscenos experimentos de hibridación, a la vez que con su super avanzada tecnología se dedican a hacer dibujitos como de escuela chafa de dibujo técnico en nuestros cultivos. Era un punto de luz. Solo eso. Carl Sagan, tan querido y tan odiado (a veces por los mismos), hablaba con gran lucidez de este tipo de argumentos como el caso del dragón en el garaje. Alguien nos dice, tengo en el garaje un dragón que hecha fuego por el hocico. Pues muéstralo, es que no le gusta la luz nos dirán. Si finalmente por la razón que sea se abre la cochera, al reclamo de no ver dicho animal por ningún lado se responde que el lagartijo es invisible. ¿Y entonces donde están las huellas en el piso? Es que vuela…¿y el fuego? Es invisible. ¿Pero debemos sentir el calor al menos. Es un fuego especial que no quema… Ahora bien el buen Sagan se cuestionaba, ¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragón inexistente? Sustituyamos dragón por fraude en la pregunta anterior y vayámonos a ver algo más inteligente antes de dormir. Digamos un informencial de una hora sobre una faja super reductiva.

Tuesday, August 22, 2006

La República en la cama

Hace unos días mientras esperaba un café, abrí un Reforma que alguien olvidara. Para mi sorpresa, lo primero que veo en la página principal son dos oraciones que meses antes junto con mi muy apreciada Ana Barahona, escribiéramos para el libro de primer año de secundaria editado por Castillo- McMillan. Se trataba de una enloquecida crítica a los temas de sexualidad, precisamente los apartados en los que colaboré. Así que dadas las circunstancias, esta entrega es un paréntesis en la serie CSI y el pejelagarto

Quiero pensar que no solo es por la tradición protestante de la que provengo, sino por la búsqueda de referencias históricas al respecto, pero mi opinión de la iglesia católica no es del todo benévola, pese a que reconozco sus grandes aportes a la cultura de occidente. Sin embargo no puedo asegurar que no sea un sesgo propio de los aprendizajes infantiles en a escuelita bíblica de vacaciones a la que me mandaban durante aquellos veranos setenteros. En todo caso me parece que la estructura vertical de la organización católica es por su propia topología proclive al autoritarismo. Desde que en Trento decidieron que la opiniones de su líder eran infalibles, hasta para los asuntos de la ciencia, las cosas no pintarían del todo bien entre quienes aspiraban a buscar cada vez mejores explicaciones del universo, y la inteligencia de la curia que intentaba encontrar la comprobación definitiva e inamovible de los dogmas en la mima naturaleza. Así que Copérnico, Galileo o Bruno entre otros, pasarían, más que las de Caín las de Abel, también a manos de sus hermanos de fe. Si bien cuando Locke y Kant pugnaron por la separación de la ciencia y la religión la mayoría de las iglesias reformadas apoyaron esta postura, e incluso impulsaron el desarrollo de algunas disciplinas, la verdad es que del lado protestante tampoco cantaban mal las rancheras. Con todo y su emancipación liderada por gente de ciencia y la imperiosa necesidad protestante de leer, en los Estados Unidos se gestó igual una tradición de fanatismo irracional. Aunque no llegaba a los excesos del papado que en 1825 consideraba que los problemas del mundo derivaban de “la confianza en la razón, el espíritu de curiosidad y un exceso de ciencia,” el recelo religioso en la América anglosajona echaba raíces, algunas de las cuales envolverían a la biología. En particular la evolución se presentó como afrenta a la interpretación de la fe que visualizaba de manera literal la creación en siete días del universo, con todo y su cereza en el pastel llamada Homo sapiens. Un poco más hacia el sur, la artillería vaticana, o más bien su franquiciatario meshica, centró sus objetivos en la actividad sexual. Y aunque yo diría que más personal que la relación de los seres humanos con Dios, solo pudiera ser el ejercicio de la sexualidad, la lucha por controlar nuestra intimidad ha sido la constate desde la época del virreinato. Por lo anterior no es para nada extraño ver los terribles y desproporcionados ataques de de algunos católicos contra los nuevos libros de texto para primero de secundaria. Aún cuando algunas lecturas de este dizque conflicto pudieran ser la existencia de fuego amigo hacia Reyes Tamez o la simplicidad de que se trata solo de otra muestra más de la ingobernabilidad imperante (sólo que del otro extremo de las ideologías), lo relevante es el intento de ingerencia de los grupos eclesiásticos en un ámbito que no les pertenece desde que esto que habitamos es una República. Así, con mayúscula. Ya será para otro texto el desmenuzar el origen del temor al cuerpo entre la versión nacional de la iglesia de Roma, pero es inevitable pensar que ante todo están en su derecho de decir, pensar y educar a sus hijos como deseen. Si el burka se impone como moda entre los afines de provida, es asunto suyo y respetable. Pero en el momento en que los embarazos en adolescentes, los abortos, el abandono escolar y el abuso de menores se vuelven generalizados como ocurre en este instante en todo el país, entonces es momento en que el Estado debe intervenir. No es solo que la constitución lo obligue a dar una educación ajena a toda fe, por el bien precisamente de toda fe, sino que se trata de un problema de salud pública y de seguridad nacional. Para mí los dichos desaprobatorios de un jerarca católico que confiesa no haber leído el texto en el que participé, me generan más gracia que indignación. Lo que me preocupa es que un grupo minoritario dentro del catolicismo, probablemente también minoritario, trate de imponernos a toda costa su visión de lo más íntimo de la vida. Tan lejos y tan cerca de los gritos desde el Zócalo capitalino que declaran enemigos del pueblo a los que piensan distinto. Se trata pues de un signo más de la intolerancia, en este caso la que campea una parte del catolicismo y que intenta destruir el derecho que inalienablemente su propio Dios concedió al Hombre, el libre albredrio.

Monday, August 07, 2006

CSI y el extraño caso del peje lagarto, I

A propósito de jueces, litigios y pruebas, en este momento además de estar frente a dos posturas ideológicas y visones del país, nos encontramos ante dos formas diferentes de analizar la realidad para tomar decisiones

Primera parte ( de tres), Medio lleno, medio vacío

Hace más de diez años, mientras el buen López Obrador se inspiraba en la exhuberancia de la naturaleza tabasqueña para escribir las loas del himno al PRI, me gustaba dar como ejemplo del uso cotidiano y práctico del escepticismo racional, la cantidad de manifestantes que podían saturar el zócalo (plaza principal) de la Ciudad de México. Me parece que como consecuencia de una primera plana que exaltaba el millón y medio de asistentes de cierto mitin en contra de algo que ahora nos parecería irrelevante y en aquel momento la salvación de la nación. Resultaba interesente cómo la mayoría de los alumnos consideraban verdadero sin cortapisas cualquier dato publicado, por el simple hecho de estarlo. Así durante las veces que el ejemplo hizo su aparición durante clase las diferentes, maneras de calcular daban resultados distintos, sin embargo ninguno se acercaba a la desorbitante cifra del millón y medio. Tal vez se pregunten qué demonios hacíamos usando el tiempo de una clase de ciencias hablando de una de tantas marchas que forman parte del folclor de esta muy antigua, muy leal y muy asambleísta Ciudad de México. Tenía que ver precisamente con la manera en que analizamos los datos, cómo los consideramos ciertos y qué argumentos pensamos que tienen un valor mayor. Lo anterior tratando de ligarlo con diferentes aspectos de nuestra vida, incluyendo las posturas políticas. Si querer entrar en una discusión sobre las distintas maneras de acercarse a la realidad y del valor epistemológico de los variopintos tipos de discursos que encontramos a cada momento, quedaba claro que era indispensable mantener un mínimo de escepticismo y coherencia en los argumentos con que nos bombardean la mente ya sea para vendernos frituras, autos o ideas.Quizá por todo eso me resulta tan fascinante que tantos años después estemos ante el “hecho” de que la principal plaza de México haya sido colmada por casi tres millones de personas sin que nadie hubiese cargado a alguien. Y aunque aún no corren noticias al respecto, no me extrañaría que investigadores del CINVESTAV, del Fermi Lab o del Max Planck Institute estén angustiados mientras analizan el primer caso documentado que violaría aquello de que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio.Lo más importante no es quien y qué tanto se llenó el citado espacio, si no la manera en que los asistentes y los videntes de la tele piensan qué tanto se llenó. Como el viejo cuento según el cual un frasco al tope de canicas, es capaz de recibir una buena cantidad de arena ante el asombro de los perplejos que miran la manera en que los granos se cuelan en los intersticios. Y aunque en el relato ante la pregunta de si ahora el frasco sí está lleno, un asistente vierte una chela en el frasco para demostrar que siempre hay lugar para una cervecita, en nuestro caso, tres millones de hipotéticos sujetos dejan pocas esperanzas reales a lo vendedores de cerveza. A este paso para las elecciones regionales de mitad del sexenio el ingente escenario se va llenar con seis millones de gentes. Ah si Borges viviera.